[vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1351″ img_size=»600×400″][vc_column_text]Durante las últimas semanas el foco de atención ha sido una adolescente sueca de 16 años. No ocupa nuestras tribunas desde alguna caída graciosa, un video de autoayuda ni una canción pegajosa. Su nombre es Greta Thumberg y ha acaparado portadas de diarios, revistas, espacios en televisión y cada una de las plataformas por las que navegamos.

¿Cómo ocupó ese espacio? Con solo un discurso. Podríamos argüir y debatir de forma incesante respecto al contenido, las redes políticas y el impacto que genera, pero lo que llama profundamente la atención es cómo, independiente de todas estas aristas, el discurso que construye es imposible de ser ignorado.

[/vc_column_text][mk_title_box size=»14″ line_height=»20″ font_weight=»600″ margin_top=»10″ font_family=»Roboto» font_type=»google»]La fórmula es que lo elabora desde tres anclas que debiesen ser elementales en el discurso de cualquiera que quiera que su voz se escuche:[/mk_title_box][vc_column_text]

  • En primer lugar, nos habla como quien confiesa algo a un amigo muy cercano bajo un árbol: lo hace desde el corazón. Vuelve un tema global algo emotivo y personal, lo que hace de esto un mensaje simple e imposible de mantenerse indiferente.
  • Lo comparte de forma original, interpelando a la audiencia y a cada uno de nosotros desde dónde estemos, a escuchar lo que tiene que decir.
  • Finalmente, y como consecuencia de las dos primeras, lo hace memorable: una niña hablando fuerte y claro a los adultos, sin temor, utilizando la emoción, el cuerpo y las ideas, algo que probablemente, así como Martin Luther King, Mandela y otros grandes discursos, pasará la prueba del tiempo.

Esto, que pasa en la esfera pública, es un llamado a nosotros como líderes de organizaciones a tomar la estructura y transmitir los mensajes importantes como una huella indeleble, que marque y genere atención y movimientos hacia cada uno de los colaboradores de nuestros espacios de trabajo. Después de todo, el impacto de un líder se mide por cuanto quedan sus palabras en las mentes de sus seguidores. Es en este punto que Greta nos deja una gran lección y mucho que aprender.[/vc_column_text][vc_column_text]Por Karim Slako L.
Jefe de Proyectos en HuX[/vc_column_text][vc_row_inner][vc_column_inner][mk_social_networks size=»large» icon_color=»#cccccc» icon_hover_color=»#eb6a38″ facebook=»https://www.facebook.com/huxconsultores/» instagram=»https://www.instagram.com/huxconsultores/» linkedin=»https://www.linkedin.com/company/3049570/admin/»][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row]