Desde hace un tiempo observo que en mi muro de Linkedin aparecen más y más contenidos relacionados con Diversidad e Inclusión, sin embargo día a día compruebo que a mi alrededor la exclusión sigue ocupando un espacio enorme. Entonces me pregunto: ¿Es “Diversidad e Inclusión” una moda?
Antes de continuar, advierto que no soy experta en la materia, y que escribo esta columna desde el interés que tengo en la promoción y creación de espacios abiertos, diversos e inclusivos. Espero que esta columna sume un granito de arena en esa dirección.
Entonces, dada la relevancia y sensibilidad del tema, es muy importante mostrar algunas distinciones.
Al hablar de diversidad hablamos de variación, multiplicidad y, en definitiva, de algo diferente. Si consideramos como ciertos estos elementos, entonces hablar de diversidad implica hablar de rango etario, idioma, ideología religiosa y política, orientación sexual, escolaridad, nacionalidad, discapacidad, color de pelo, entre otras. Es importante evidenciar la amplitud del concepto ya que al hablar de diversidad hablamos de algo que va más allá del género, el color de la piel y la nacionalidad de origen. Por otro lado, el concepto “inclusión” se refiere a agregar, añadir, sumar, en condición de igualdad. Parece simple, inofensivo, y sin embargo cuando profundizamos en ello parece ponerse cuesta arriba.
Ahora bien, ¿Por qué estos conceptos han aumentado su importancia últimamente? ¿Por qué en las organizaciones se habla cada vez más de esto, creando políticas o incluso vistiendo ciertos colores en algunos momentos del año? Veamos algunos datos que pueden dar luces.
Un estudio realizado por Metlife y Pride Connection mostraron algunos datos interesantes.
Por ejemplo, sabías que:
- el 88% de los chilenos considera que Chile es un país más diverso; sin embargo, el 76% de los encuestados considera que se discrimina a personas diferentes en nuestro país
- el 72% considera que los chilenos preferimos relacionarnos con personas similares.
- el 37% señala que no le gustaría tener como vecinos personas distintas
- un 63% de las personas considera que en Chile hay una actitud negativa respecto a la diversidad.
¿Te sorprende?
La verdad es que a mi no. Sabemos que existe lo diverso, lo reconocemos, y sin embargo una gran mayoría sigue prefiriendo lo similar. Esto lo vemos en cómo se conforman nuestros círculos de amistades, nuestros equipos de trabajo, o como cuando elegimos un colegio. Si bien la diversidad es cada vez más visible, aún tenemos una deuda en cuanto a inclusión. Seguimos optando por excluir lo distinto.
¿Por qué sucede esto?
No pretendo aportar una respuesta definitiva, pero me parece prudente dejar una hipótesis. Creo que lo que las encuestas indican es que funcionamos desde la más añeja deseabilidad social, es decir, mostramos una imagen adecuada y coherente con los tiempos que corren. ¿Novedoso? No lo creo. ¿Preocupante? Sin duda, porque mientras tratemos este tema solamente como una moda, no lograremos entender realmente la naturaleza del dolor de quienes sufren por discriminación. Sin entender esto, difícilmente podremos llevar a cabo una inclusión auténtica y honesta.
Es cierto que en nuestro país hay organizaciones que han avanzado en materia de diversidad e inclusión, generando políticas que van más allá de lo que la ley indica: ejemplo de esto es el apoyo en la transición de género, añadiendo esto en los seguros complementarios de salud, o el aumento intencionado en la contratación de personas con discapacidad, pero aún nos falta muchísimo para ser realmente inclusivos y creo que es urgente seguir avanzando para saldar la deuda.
Necesitamos ir más allá de los lindos colores de junio. La diversidad y la inclusión parten en casa, o más bien, en nuestras mentes y sobre todo en nuestros corazones.
Catalina Oyarzún
Jefa de Proyectos en HuX