Por Nureya Abarca para La Clase Ejecutiva de EMOL

¿Cómo puede el líder tocar las cuerdas precisas para que sus seguidores persigan con entusiasmo las metas del equipo? La herramienta por excelencia para acercarse a este objetivo se encuentra en la capacidad que tienen los líderes para comunicar.

Una organización es un conjunto de personas que cooperan entre sí para el logro de resultados. Ello requiere que ellas se comuniquen de un modo eficaz y eficiente. Esto es, que se hagan entender bien y con el mínimo esfuerzo.

Indudablemente se trata de un proceso complejo por dos razones: Primero, porque la comunicación se da a través de símbolos, los que representan no solo información sino que también emociones, y en nuestras relaciones las emociones entran en juego y segundo, porque es un proceso que consta de varios subprocesos que se suceden entre sí formando la cadena de la comunicación.

Los empleados en una organización tienen diversas necesidades de comunicación. Los directivos creen saber cuáles son estas, si bien es frecuente que los subordinados no compartan esta opinión.

Es tan así que en la mayor parte de los estudios de clima organizacional aparece como principal dificultad “la falta de comunicación”. Esta diferencia en la percepción dificulta aún más el proceso de la comunicación.

Se ha estimado que, en todos los niveles organizacionales, la comunicación representa por lo menos el 75% de cada jornada laboral.

En consecuencia, toda persona exitosa participa en el negocio de la comunicación. Su capacidad para hablar, leer y escribir influirá de manera directa en su triunfo profesional.

Contar historias

La efectividad de un líder se asocia estrechamente con las historias que cuenta, las que relatan cómo son, de dónde vienen y hacia dónde van como grupo.

Los miembros de una organización necesitan verse conectados a una historia mayor y con significado o propósito. Al hacerlo, podemos ver más claramente la relación entre nuestra vida y el trabajo propio y del resto.

Un líder visionario puede usar historias auténticas para aumentar el compromiso de su gente.

A pesar de esta visión y de los datos aportados por distintas investigaciones que muestran que el 78% del tiempo los gerentes lo dedican a conversar (Henry Mintzberg), lo que prevalece es lo contrario.

Cuando se habla del poder que tiene la narración a los ejecutivos, lo que se encuentra es escepticismo. La duda es si las historias que se narran realmente juegan un papel importante en el mundo de los negocios.

Las presentaciones con muchos datos y números no pueden lograr este efecto. Pero el contar historias sí puede hacerlo. En realidad, en algunas situaciones nada más funciona.

Al contar una historia, la aridez y abstracción de los números puede llegar a ser un cuadro atractivo que represente las metas del líder.


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