No soy de ver contenidos motivacionales basados en proezas. Nunca me conmovieron mucho. Creo que las hazañas casi imposibles muestran realidades muy particulares y suceden en condiciones excepcionales, por lo que las conclusiones que se pueden extraer para la vida son de dudosa aplicabilidad. Sin embargo, hace algunos días el algoritmo de Netflix me sugirió un documental que hizo la diferencia: 14 ochomiles.
Como me gustan los deportes de montaña y el documental transcurre en la alta montaña, me animé a ver el tráiler. De inmediato me entusiasmé con el argumento: un ex-soldado nepalí se propuso subir las 14 cumbres más altas del mundo, todas sobre 8000 metros, en 7 meses. Para poner en contexto el desafío debemos tener en cuenta que el récord anterior lo hizo un sujeto que completó los 14 ochomiles en 8 años. Una locura. No está demás agregar que la fotografía del documental es francamente asombrosa.
Antes de que sigas leyendo, te anuncio alerta de spoiler. Lamentablemente tendré que revelar algunos detalles para desarrollar el argumento central de esta columna, que es que Nims Purja no solo logra una proeza sin precedentes, sino que además da lecciones de liderazgo. Si no la has visto aun, te invito a verla y comentarnos si estás de acuerdo con nuestra mirada.
Vamos al grano: liderazgo. Mientras veía el documental, lo primero que gatilló «Liderazgo» en mi mente no fue el trabajo en equipo que evidentemente se desplegó para lograr la hazaña, sino el propósito que lo movilizó a realizarla. Según relata Purja, su principal motivación fue darles a los escaladores nepalíes el lugar que se merecen en la historia de la escalada de alta montaña, y como sabemos, el liderazgo moderno nos enseña que una de las prácticas que ha demostrado mayor efectividad a la hora de inspirar a los equipos es la de emprender con un propósito claro y potente.
Es difícil precisar qué es el propósito en unas pocas líneas, sin embargo, podemos enunciar algunos conceptos para instalar la idea general: el propósito puede ser entendido como una intención que moviliza nuestra voluntad y da dirección a nuestras conductas, y que suele resultar inspirador para nosotros mismos y también para otros u otras. Dicho esto, el documental nos muestra cómo el propósito de Nils lo trasciende como deportista e impacta significativamente en toda su comunidad. En la misma línea, el propósito de Nils honra un valor intrínsecamente positivo, y en este sentido se hace posible afirmar que es un propósito trascendente. Como vimos antes, su propósito guarda relación con la reivindicación de los sherpas nepalíes y por lo tanto invoca a la justicia. Dejo hasta acá este argumento para no matarles la sorpresa, pero los que ya la vieron, quizás estén de acuerdo conmigo.
Perdón, pero antes de seguir debo volver al punto anterior: es que, además de todo lo dicho, hay una sutileza en el relato del documental que me conmovió. Hemos dicho que el propósito es una intención que da dirección y moviliza. Uno se podría imaginar que un sujeto que tiene un propósito tan significativo en lo simbólico y tan exigente en el dominio de lo físico estaría mentalizado en que nada ni nadie se interponga en su camino. Sin embargo, el relato nos ofrece un matiz maravilloso: los valores no se tranzan así se arriesgue el objetivo. ¿Alguien con un propósito firme va como un caballo con anteojeras? Pues no. Para que el propósito se materialice, no se puede sacrificar su integridad y por lo tanto el resultado no puede superponerse a los valores. Si a Nils solo le hubiese importado el resultado, quizás no estarías leyendo esta columna, porque no me hubiese animado a escribirla. Hay cosas que son intransables y Nils lo tuvo muy claro en los momentos más álgidos de su travesía. Cómo Nils tomó decisiones en los momentos más duros es una de las claves del documental. No puedo decir más.
Otro elemento que me hizo pensar en las «lecciones de liderazgo» del documental es el compromiso del protagonista con su propósito. Acá debemos hacer una pequeña distinción para sacarle provecho al punto: no me refiero solo al evidente compromiso que tiene el sujeto al emprender semejante travesía, sino también al compromiso que inspiró en todos quienes decidieron acompañarlo. Inevitablemente pensé: es increíble como el compromiso con una causa inspira el compromiso de otros con dicha causa. Y claro, para mí eso es un elemento central del liderazgo.
De qué hablo cuando hablo de compromiso: de implicarse por completo en algo. Mucho se habla de «líderes emprendedores». Pero ¿qué significa ser un líder emprendedor cuando se está en el marco de una organización que tiene reglas y procedimientos y que se mueve con cierta inercia? Significa para mi gusto entender dónde está la cima y arriesgar. Y es este punto el que me parece clave. Arriesgar. En una travesía compleja nunca se tiene todo en control, no se puede calcular todo y no se puede estar siempre seguro de estar en lo correcto. ¿Se puede emprender sin arriesgar? ¿se puede emprender sin sacrificio? No. Y en el documental el punto queda totalmente claro. Sin entrar en detalles, te puedo decir que si lo ves, te darás cuenta como una y otra vez, Purja empuja los límites de lo posible arriesgando su patrimonio, su matrimonio y hasta la vida misma.
No les miento si les digo que después de ver este documental reafirmo mi creencia de que para liderar, en el sentido más profundo del término, un líder se debe centrar en cultivar ciertos elementos: Propósito, Compromiso, Sacrificio, Disciplina y Valores. Creo que solo así una persona se vuelve creíble y puede inspirar, movilizar y comprometer a otros más allá del cargo que se tenga. Solo así se puede marcar la diferencia en un mundo que a ratos se nos vuelve opaco y deslavado.
No todos podemos subir montañas de ocho mil metros, pero creo que sí podemos cultivarnos como seres humanos para crear una sociedad más bondadosa, digna y feliz para todas y todos.
Felipe Moya
Director de Cuenta