Marzo del año 2020 marca el comienzo de un período en el que la sociedad entera se puso a prueba. El COVID-19 llegó y junto con él arribó el teletrabajo. Sin mediar un previo aviso, tuvimos que aprender a mezclar la esfera laboral con el mundo privado. Esto trajo muchos desafíos a los líderes, quienes se vieron frente a la titánica tarea de mantenerse a sí mismo y a sus equipos enganchados y motivados a distancia, intentando sostener la productividad.

Un año y medio después estamos ad portas del regreso a la presencialidad.  En muchos casos se está haciendo en modalidad híbrida, lo cuál nuevamente pone a los líderes frente a nuevos retos.

Debido a un improvisado y no corto período homeoffice, muchas personas cambiaron sus hábitos y preferencias. Quienes al principio estaban con una fuerte sensación de encierro y deprivación social, hoy disfrutan de las ventajas de estar trabajando en casa.  Las personas se adaptaron a la intimidad del hogar y perdieron parte de la cercanía con sus colegas.  Aquí es donde nuevamente el o la líder tiene un rol clave: en sus manos está que su equipo vuelva a sentirse parte de una comunidad.

Manejo de la ansiedad

Lo primero que debemos tener en cuenta es que nos encontraremos frente a diferentes tipos y niveles de ansiedad en cada persona. Según el análisis de Aram Lulla en la revista Forbes, la vuelta a la presencialidad está generando desafíos que pueden ir desde cierta ansiedad social a complicaciones domésticas, pasando por el miedo a perder la salud y la natural resistencia a cambios en la rutina.

“Ya estamos comenzando a ver desafíos en torno al reclutamiento y retención a medida que las empresas llaman a los empleados a la oficina. Algunos han cambiado de ubicación y no quieren regresar. Otros están optando por empresas que mantienen una mayor flexibilidad. Como ejecutivo en la industria de la contratación, veo el gran volumen de talento en el mercado todos los días.

Solo haciendo que el regreso a la oficina sea lo más positivo y productivo posible, las empresas tienen las mejores posibilidades de retener a los talentos en un mercado laboral con tanto movimiento como el que estamos viendo actualmente”.

Es por eso que es importante que los líderes preparen a sus equipos y lugares de trabajo para este retorno.

La solución en lo híbrido

La clave será entender que cada trabajador lleva más de un año adaptando su rutina y generando una logística que le permita trabajar y llevar su vida personal, lo cual ha llevado a que, según una encuesta realizada por Harvard Business School, el 81% de las personas que han estado trabajando desde casa durante la pandemia de COVID-19 no quieren regresar o prefieren un horario híbrido. De los 1.500 trabajadores remotos encuestados para el estudio, el 27% espera seguir trabajando de forma remota a tiempo completo de forma indefinida, mientras que el 61% preferiría combinar el trabajo desde casa con ir a la oficina dos o tres días a la semana.

Es por esto que, si queremos lograr que el regreso a la oficina sea positivo y productivo, debemos entender que la flexibilidad y la comprensión de la individualidad es fundamental. Pero esto no es lo único. 

No solo colegas, sino que amigos

En palabras de Aram Lulla, el secreto del éxito en una oficina es la amistad que se pueda formar entre los colegas: “Investigaciones muestran que los empleados con una cultura de la amistad tienen un compromiso, una satisfacción y una lealtad hacia la empresa dramáticamente más altos. La fuerza de las amistades en el lugar de trabajo puede haber disminuido durante la pandemia y muchos se sienten incapaces de socializar. Celebre eventos de equipo con regularidad, pero omita las actividades genéricas. Tenga una actividad estructurada que ayude a los empleados a interactuar sin la presión de entablar una conversación informal”.

A esto, se suman instancias online donde se sientan parte de un equipo, de una comunidad, así como plataformas comunitarias de trabajo donde el día a día se sienta orgánico y organizado. Como Indican estudios de Microsoft “Las plataformas de experiencia de los empleados pueden crear un tejido digital que conecta a los equipos a través del conocimiento y la cultura compartidos, dondequiera que se encuentren en el espacio físico.

Al final, se trata de aprovechar lo mejor de ambos mundos –el teletrabajo y la presencialidad– para que no solo no decaiga la productividad, sino que todos los miembros de los equipos se encuentren cómodos y felices en sus puestos de trabajo, entendiendo siempre que “un verdadero lugar de trabajo híbrido no se definirá por el lugar donde se reúnen las personas, sino por cómo se sienten incluidas en el esfuerzo colectivo y la misión compartida”.