Cuando era adolescente o “más joven” me pasaba algo curioso que he ido comprobando que a mucha gente también le pasaba: cuando tenía un almuerzo familiar un sábado cualquiera y yo quería juntarme con mis amigos, me decían que tenía que ir a este compromiso «porque la familia», «porque la tía tal que no vemos hace tanto tiempo» y un mar de razones sensatas. Pero si la razón era por tener que estudiar, estaba bien faltar, se justificaba, y “pobre niño” que tiene tanto que estudiar. Era la misma actividad que me estaba perdiendo, era el mismo tiempo que iba a “faltar”, pero las razones eran distintas y por lo mismo, el permiso final.

Así, yo y muchos de nosotros, desde una muy buena intención de nuestros padres, aprendimos a poner el trabajo, el estudio, los compromisos formales con entes externos, por sobre nuestro bienestar personal y el disfrute. Es como si hubiese razones categoría 1 y razones categoría 2.

Muchos jefes nos dicen en los programas que realizamos, desde la gestión por objetivos y “la nueva forma de trabajar”, que son muy flexibles si su colaborador/a tiene que ir al doctor o a la farmacia o a alguna actividad de los niños, pero cuando les ponemos el ejemplo de si quieren descansar, o si quieren ver una película o un partido de fútbol: “no poh, no es lo mismo”. Siendo que el tiempo que estamos sin trabajar es el mismo.

Con estas razones categoría 1 y categoría, aprendimos inconscientemente y sin que lo hayamos intencionado así, que nuestro bienestar emocional, nuestro tiempo libre, nuestros pasatiempos y nuestros amigos, pasan a segundo o tercer plano.

Aprendimos a que ser responsables es trabajar más horas o incluso fines de semana, pero… al mismo tiempo, ¿eres responsable contigo? ¿Con tu familia? ¿Con tu bienestar? Entonces… ¿Qué tan responsable finalmente estás siendo?

Todos estos ejemplos, los mostramos con el objetivo de relevar un tema que estamos escuchando cada vez más: estamos cansados, angustiados, estresados, y lo que es peor, no nos damos el permiso a ser irresponsables, o a dar razones categoría 2 para darnos el espacio que necesitamos.

Somos unos de los países con más desequilibrio emocional antes y durante la pandemia, no nos sabemos cuidar apropiadamente, y eso desencadena resultados como el de Ipsos a nivel mundial, que nos posiciona como el segundo país que más ha empeorado su salud mental en la pandemia y casi con un 7% de la población con depresión en Diciembre de 2020 según la OMS.

El llamado es simple: tomemos consciencia de nuestra responsabilidad, pero ahora con nosotros, con nuestra salud mental, seamos autoexigentes, pero con nuestro bienestar y tranquilidad, con la de nuestros seres queridos y nuestros equipos. En este mundo incierto que vivimos y que nos invita a correr riesgos, corramos el riesgo de posicionarnos a nosotros en primer lugar, aceptando las razones categoría 2 como las más necesarias de escuchar. Posiblemente haya poco más que perder.

Javier Pumarino, Jefe de Proyectos.