
El cojín mal puesto
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste completamente presente en algo?
¿Qué sentiste?
¿Cómo era la temperatura del lugar?
¿A qué olía?
¿Dónde estaba tu mente?
¿Estás realmente aquí?
Vivimos en tiempos acelerados que nos empujan a movernos con prisa. Esa respiración entrecortada, esa sensación de ansiedad en el cuerpo… Muchas veces no es más que la urgencia de llegar tarde, aunque no sepamos bien a dónde.
Detrás de esa tensión suele haber una desconexión con el ahora, con el simple y profundo acto de “darnos cuenta”.
¿Cuántas veces has estado incómodo (a) en tu cuerpo sin notarlo?
Un cojín mal puesto en la espalda.
La mandíbula apretada mientras escribes un correo.
Una pierna adormecida en una reunión.
Nos pasa en la casa, en el trabajo y en la calle. Y no solo en lo físico, también en nuestras relaciones. No siempre notamos cómo queremos interactuar, qué tipo de conversaciones nos gustaría tener o qué feedback realmente anhelamos dar o recibir.
Momento a momento
Estar presentes nos permite elegir: cómo responder, qué ajustar, cómo actuar. Sin esa presencia, nos vamos desconectando poco a poco de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de los demás.
Investigaciones de la Universidad de Harvard muestran que pasamos casi la mitad del tiempo con la mente en otro lado, y que esa distracción está directamente asociada a una menor sensación de bienestar. “Una mente errante es una mente infeliz.”
A veces, nuestra vida se parece a ese cojín mal puesto: la incomodidad solo se hace evidente cuando ya es insoportable. Pero podemos entrenarnos para notarlo antes. Para volver. Para estar. Y desde ahí, responder en lugar de reaccionar.
Me gustan unas palabras de Chögyam Trungpa que invitan a tomar la vida como un experimento. “El momento siguiente, la próxima hora, podríamos decidir hacer una pausa, desacelerar, quedarnos en silencio unos segundos. Podríamos interrumpir la reacción en cadena automática, en vez de dejarnos arrastrar por ella”.
Un recordatorio de atención plena
Te invito a intentarlo. Pon un recordatorio: una alarma en el celular, una nota visible, una imagen o símbolo. Algo que te recuerde: “Siempre que me cepille los dientes… Haré una pausa. Siempre que prepare un café… Siempre que pasee al perro…”
No esperes a que la incomodidad se vuelva tu normalidad.
Estamos a tiempo de entrenarnos, hacer una pausa y darnos cuenta.
Daniela García
Líder de Proyecto