En el marco de los temas que hemos venido conversando durante este mes -diversidad e inclusión- invitamos al periodista Oscar Huenchunao, quien colabora con Hux desde la agencia TDigital, a compartir su experiencia y opinión acerca de la discriminación hacia los pueblos originarios.

Permítaseme partir con un pequeño recuerdo personal. Cuando era niño, pensaba que el racismo en Chile no existía, entre otras cosas, porque eso era algo contra los negros –así lo mostraba la televisión y la prensa–. Y en el Temuco de mi infancia, los pocos afro-americanos que había eran todos estrellas del básquetbol local ¿y quién iba a querer decirles algo malo? A lo más les pedías un autógrafo.

Huelga decir que, a medida que crecemos, nos damos cuenta que el mundo es mucho más complejo de lo que pensábamos cuando éramos niños. Que el racismo y la discriminación toman muchas formas, desde el miedo, hasta el desprecio y la violencia contra los inmigrantes, por ejemplo. 

Es un fenómeno difícil de contrarrestar, y que no sólo se manifiesta contra los extranjeros, sino también contra los pueblos originarios de nuestro país.

Una investigación del Centro de Estudios de Opinión Ciudadana (Ceoc) de la U. de Talca señala que “ante la pregunta de si cree que tener apellido mapuche puede perjudicarlo en la búsqueda de empleo o ascenso en la empresa, el 70,7% de los encuestados responde que sí”. 

Para ahondar un poco en el tema, conversamos en exclusiva con el periodista y escritor mapuche Pedro Cayuqueo, quien nos dice al respecto: “En Chile, como en otros países latinoamericanos, la posición socioeconómica y el origen étnico son causales de discriminación de larga data que persisten en la sociedad y que se manifiestan en el ámbito laboral, el acceso a educación, etcétera”.

“Hace unos años, el PNUD logró demostrarlo con datos irrefutables”, profundiza el escritor. “Los investigadores analizaron los apellidos de más de ocho millones de adultos chilenos que egresaron de la enseñanza media entre 1960 y 1990, y los asociaron a sus oficios, títulos, sexo y edad, y buscaron los que tienen más representación porcentual en las profesiones más prestigiosas y mejor pagadas: médicos, abogados e ingenieros. El resultado fue muy revelador. En el lado de las familias con más profesionales de prestigio social predominaban los apellidos ligados a la antigua aristocracia castellano-vasca y otros que eran comunes en los inmigrantes que se incorporaron a la élite en el siglo XIX, y en el lado de las familias con menos profesionales de prestigio social casi todos los apellidos eran de origen mapuche”, 

El autor de “Historia Secreta Mapuche” considera que esta situación “da cuenta de una herencia colonial y discriminatoria en Chile donde confluyen, a mi juicio, dos fenómenos que caracterizan a la sociedad chilena hasta nuestros días: el clasismo y el racismo. Todos quienes somos mapuche, de una u otra forma, hemos vivido esa persistente sensación de tener que demostrar nuestra valía en lo laboral, de sentir que rendimos examen todo el tiempo ante una sociedad profundamente discriminatoria. Y en todos los niveles, sea un profesional mapuche o un obrero en una fábrica”.

La discriminación se alimenta del miedo a la diferencia y el desconocimiento del otro, pero también se refuerza con la perpetuación de estereotipos étnicos y raciales que a la larga se instalan como falsas verdades en el imaginario colectivo. Y ello afecta la igualdad de oportunidades laborales para las personas de pueblos originarios.

Un ejemplo vinculado al mundo de las artes es el que nos comparte el actor mapuche Roberto Cayuqueo, quien ha participado en producciones como “Sayen” y “El Verano de los Peces Voladores”, entre otras. “Si tu miras la cantidad de guionistas, directores/as, actores, actrices, productores/as mapuche, es muy escasa. Y la mayoría ejerce en puestos donde están supeditados a otra jefatura, independiente de sus años de experiencia o cantidad de películas, por ejemplo, en el área de la dirección y producción cinematográfica”, manifiesta.

Agrega Roberto que, en el campo de la actuación, “claramente hay una escasez de personajes, salvo ciertos estereotipos de lo que sería un mapuche. Entonces desde ahí me ha tocado vivir cierta discriminación, pero también entendiendo que es un proceso cultural más profundo, que el que ejerce la discriminación en estos casos no está consciente de las profundidades de lo que significa hablar de alguna determinada manera respecto de tu color de piel, de cómo luce en cámara”.

¿Hay esperanzas de mejorar? Me gusta creer que si. Vuelvo a una frase que, durante este mes, se ha dicho en más de una ocasión en las redes sociales de HuX: la diversidad es un hecho, pero la inclusión es una decisión. Y en este caso, una decisión que involucra a muchos actores: políticos, sociales, educativos, pero también líderes que se atrevan a hacer el cambio, a hacer la diferencia.  

Lograr una mayor inclusión implica aceptar nuestras diferencias, y aceptar además que una mayor diversidad nos enriquece y amplía nuestros puntos de vista. En palabras del poeta mapuche Elicura Chihuailaf: “Hoy vivimos con una sociedad que no quiere asumir la dignidad de su hermosa morenidad. Y eso es fundamental, porque significa que se asume la dignidad, el sentir cariño y ternura por uno mismo, por la cultura a la que se pertenece, y eso nos indica el futuro”.

Oscar Huenchunao

Periodista y Jefe de Proyectos en TDigital